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LA VIDA ESPIRITUAL No es pacífica ni pasiva: La vida espiritual exige una lucha constante y es un camino continuo, no un destino final. Se trata de un encuentro diario con Dios: Hay que buscar a Dios no esporádicamente, sino en cada día, aceptándolo como el centro de nuestra existencia. Es una elección cotidiana que nos permite vivir y revivir en Él. No olvidemos en a importancia del Espíritu Santo: El Espíritu Santo es fundamental porque nos recuerda nuestra condición de hijos de Dios y nos enseña a ver el mundo con los ojos de Jesús. Es el que nos da la fuerza para seguir adelante, incluso cuando fallamos. El rol del discernimiento espiritual: Es la «brújula» que nos ayuda a reconocer la acción del Espíritu Santo en nuestra vida. Implica estar despiertos a nuestra vida interior para no tomar decisiones apresuradas. Se trata de volver a las fuentes: Es importante recordar los encuentros decisivos con el Señor para reavivar el primer amor y no convertir la vida espiritual en una mera rutina.Finalmente, El perdón es como el cimiento: El perdón es el primer don del Espíritu y el «cemento que une los ladrillos de la casa», manteniendo unida a la Iglesia.

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- Vine a traer fuego a la tierra, y, ¡cómo desearía que ya estuviera ardiendo! 50 Tengo que pasar por un bautismo, y, ¡qué angustia siento hasta que esto se haya cumplido! (cfr. Mt 10,34-36) 51 ¿Piensan que vine a traer paz a la tierra? No he venido a traer la paz sino la división. 52 En adelante en una familia de cinco habrá división: tres contra dos, dos contra tres. 53 Se opondrán padre a hijo e hijo a padre, madre a hija e hija a madre, suegra a nuera y nuera a suegra.